jueves, 19 de abril de 2007

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Stalin y Trotski

La oposición Stalin-Trotski, que trascendía un conflicto personal para reflejar dos concepciones distintas del desarrollo del socialismo, se resolvió en favor de Stalin, con el apoyo de Zinoviev y Kamenev. Marginado Trotski (enero de 1925) la «edificación del socialismo en un solo país» dirigida por Stalin requirió la eliminación de oponentes de izquierda y derecha, y la existencia en el Komintern de una estrategia internacional que hiciera coincidir los intereses del movimiento comunista con los de la Unión Soviética. Tras ser derrotada su postura, Trotski debió exiliarse en México, hasta ser asesinado en 1940 por el español Ramón Mercader.

La industrialización del Estado

En 1928, Stalin estableció el Gosplan (Comisión de Planificación General del Estado), un órgano estatal responsable de dirigir la economía socialista hacia la industrialización acelerada. El país pasó de ser una sociedad agraria a una industrializada en un tiempo relativamente corto, pero a la vez se produjeron penurias económicas. La colectivización fue altamente rechazada por los kulaks mientras el Estado se apropiaba de las cosechas, particularmente en Ucrania donde se provocó el genocidio denominado Holodomor, con el objetivo de evitar que los campesinos las retuvieran.

Para lograr las metas propuestas, se sometió a los obreros a jornadas de 16 a 18 horas diarias (bajo amenaza de procesamiento por traición) en condiciones pésimas. Se estima que cerca de 127 mil personas murieron entre 1928 y 1932.

La emulación socialista que acompañó los logros económicos no estuvo exenta de un «culto a la personalidad» de Stalin —cuyos excesos fueron denunciados más tarde— y de una brutal violencia hacia toda oposición a los planes del Régimen.

La Guerra Fría

Tras la segunda guerra mundial, Estados Unidos y la Unión Sovietica terminaron pareciendo aliados, pero por dentro eran dos grandes enemigos, el hecho de recién haber terminado la segunda guerra mundial, no permitió que se realice una guerra declarada ni militar, pero si una guerra política denominada guerra fria, en la que tanto EE.UU. y la URSS comenzaron a tomar medidas políticas y sociales para perjudicar a su rival de la mejor forma posible.

Tras la muerte de Stalin (5 de marzo de 1953), una reorganización inmediata del Partido y del Gobierno permitió la reprobación de los abusos autoritarios y la eliminación de las personalidades más comprometidas con «el culto a la personalidad».

Brezhnev y el estancamiento

Después de condenar la política imperialista de Estados Unidos y de proclamar su apoyo a Vietnam del Norte y al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur (Vietcong), Brezhnev se pronunció a favor de un programa de desarme mundial y de un pacto de no agresión con la OTAN. La diplomacia soviética obtuvo un notable éxito en su mediación en el Conflicto Indo-Paquistaní de agosto de 1965, que condujo a los acuerdos de Tashkent (enero de 1966). En abril de 1966, Brezhnev consolidó su posición al ser reelegido secretario general del Partido.

Los conservadores: Andropov y Chernenko

A la muerte de Brezhnev (noviembre de 1982), Yuri Andropov, jefe de la policía secreta soviética (KGB) de 1967 a 1982, fue nombrado secretario general del PCUS (noviembre de 1982), y designado jefe de Estado en junio de 1983. Andropov se propuso introducir cambios radicales en la economía antes de que, a finales de 1985, comenzara un nuevo Plan Quinquenal. Para ello tenía que modificar la composición de las estructuras de poder, lo cual consiguió parcialmente, sobre todo con la inclusión en el Politburó de dirigentes de menos de 50 años. No obstante, ni la grave crisis padecida por el país ni la ofensiva contra el burocratismo y la corrupción lograron cambiar algo en el funcionamiento de un sistema cada vez más dependiente de la economía militar.

A la muerte de Andropov (9 de febrero de 1984) le sucedió Konstantin Chernenko, continuador de la política de Brezhnev, de quien fue su «delfín». Durante su gobierno, que también fue breve, se operó una vuelta al burocratismo paralizante y se recrudeció el antisemitismo y la represión contra los intelectuales disidentes.

En el exterior, el Kremlin se opuso a la participación soviética en los Juegos Olímpicos de Los Angeles en el verano de 1984, a la visita de Honecker a la República Federal Alemana, a negociar con Washington y a toda posibilidad de compromiso en el conflicto de Afganistán. Esta política aislacionista experimentó un giro tras la visita del ministro de Relaciones Exteriores soviético, Andrei Gromyko, a Estados Unidos, donde se entrevistó con el presidente Ronald Reagan (septiembre de 1984), y la del viceprimer ministro, Ivan Arjipov, a China (diciembre de 1984). El anuncio del presidente Reagan, tras su reelección en noviembre de 1984, de desarrollar el nuevo programa militar denominado Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), conocido como la guerra de las galaxias, determinó a la URSS a volver a la mesa de negociaciones en Ginebra sobre el control de armamentos (12 de marzo de 1985).

Ya enfermo antes de suceder a Andropov, Chernenko murió el 11 de marzo de 1985.

Mijail Gorbachov: Los intentos de reforma y el colapso de la URSS

Le sucedió Mijail Gorbachov, el miembro más joven (52 años) del Politburó. En política interior Gorbachov acometió una serie de reformas, definidas por cuatro palabras claves: glasnost (apertura, transparencia), democratizatsiya (democratización), uskorenie (desarrollo económico) y perestroika (reestructuración). Uno de los primeros frutos de la nueva política fue el fin del destierro de Andrei Sajarov (diciembre de 1986), al que siguieron una amnistía que liberó a todos los presos de conciencia (febrero de 1987) y la rehabilitación de las víctimas de las purgas de Stalin (N. Bujarin, entre otros).

Tras la caída del muro de Berlín y la caída de los regímenes comunistas en la Europa Oriental, Gorbachov lanzó una nueva ofensiva reformista. El Congreso de los Diputados del Pueblo votó otra reforma constitucional que abolió el monopolio político del PCUS, instauró un sistema presidencialista y eligió al propio Gorbachov para el nuevo cargo de presidente de la URSS (15 de marzo de 1990). Las elecciones republicanas y locales (febrero-mayo) constituyeron un éxito para los radicales; Boris Yeltsin fue elgido presidente de la Federación Rusa.

El XXVIII Congreso del PCUS (julio de 1990), que reeligió a Gorbachov como secretario general, no pudo impedir que Yeltsin y otros dirigentes radicales abandonaran el Partido. Para hacer frente a la crisis nacional, Gorbachov propuso un nuevo Tratado de la Unión, que fue aprobado por el Congreso de los Diputados del Pueblo y ratificado en referéndum (17 de marzo de 1991) en nueve de las quince Repúblicas, mientras las tres Repúblicas bálticas, Letonia, Lituania y Estonia, organizaban consultas electorales en sus territorios respectivos para reafirmar su voluntad de independencia. El tratado soviético-estadounidense para reducir las armas nucleares estratégicas (Start), firmado en Moscú con motivo de la visita del presidente George H. W. Bush (31 de julio de 1991), agravó las tensiones en el aparato del PCUS y en el complejo militar-industrial.

El 18 de agosto, cuando se encontraba de vacaciones en Crimea, Gorbachov fue confinado en su residencia y declarado «incapaz de asumir sus funciones por motivos de salud», en un golpe de Estado planeado por los conservadores del aparato, el KGB y algunos jefes militares. Gennady Yanaev, vicepresidente de la URSS, asumió interinamente la presidencia, y una dirección colegiada compuesta por ocho personas decretó el estado de urgencia, reestableció la censura y publicó una proclama justificando el golpe. La resistencia fue encabezada desde el primer momento por Boris Yeltsin, quien, desde el Parlamento de Rusia, llamó a la desobediencia civil y a la huelga general. La creciente oposición popular en Moscú y Leningrado, el rechazo internacional y la defección de algunas unidades militares, que pasaron a obedecer a Yeltsin, dividieron y paralizaron a los golpistas. El golpe quedó abortado el 21 de agosto, cuando los miembros del Comité del Estado se dispersaron antes de ser detenidos. Gorbachov, liberado, regresó a Moscú y apoyó y estimuló decididamente los cambios radicales que la nueva situación requería.

Las actividades del PCUS fueron proscritas por el Tribunal Supremo (29 de agosto), se disolvieron los órganos del poder central y se abrió un nuevo período constituyente. El 6 de septiembre de 1991 el Consejo de Estado reconoció la independencia de Estonia, Letonia y Lituania. En los meses siguientes, las sucesivas proclamaciones de independencia de las Repúblicas y el colapso económico aceleraron la pérdida de autoridad política de Gorbachov, que fracasó en el intento de concluir el Tratado que debía dar lugar a una Unión de Estados Soberanos para sustituir a la antigua organización del Estado.

El 8 de diciembre de 1991, las tres Repúblicas eslavas —Rusia, Bielorrusia y Ucrania— constituyeron una Comunidad de Estados Independientes (CEI), abierta al resto de las Repúblicas que puso fin en la práctica al Estado soviético. Gorbachov presentó la dimisión el 25 de diciembre de 1991, y Rusia asumió en el terreno internacional los compromisos y la representación del desaparecido Estado. Todas las Repúblicas que constituían la URSS fueron reconocidas internacionalmente como Estados independientes.

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